Derek Henkle
Desde que Derek Henkle puso su orientación sexual al descubierto en un canal de televisión de acceso público cuando tenía 14 años, su vida en el sistema escolar de Reno, Nevada, se convirtió en una pesadilla. “Me escupían, y me pegaban, y me pateaban”, recuerda. “Me humillaban todos los días.” Los administradores y maestros de la escuela se mantenían ajenos mientras que otros alumnos acosaban, amenazaban y le pegaban a Derek. Un asistente del director llegó hasta a reírse después de que algunos alumnos amarraron a Derek a un camión y trataron de arrastrarlo por la calle. En vez de confrontar el acoso y la violencia, los administradores de la escuela transfirieron a Derek a otras escuelas, como si el problema fuera él. A los 16 años, Derek, quien había estado en un programa de alumnos “superdotados y talentosos” desde el cuarto grado, se vio forzado a asistir a clases de educación de adultos, en las que le era imposible obtener un título de secundaria. Derek se defendió. Se puso en contacto con Lambda Legal y con nuestra ayuda obtuvo un pago de $450,000 y se incluyó una carta en su expediente académico en la que se explicaba por qué su educación se detuvo antes de que la terminara. Ahora Derek continúa viviendo su vida y está en la universidad.
Anthony Colín
Cuando Anthony Colín fundó su alianza gay-heterosexual (GSA, por sus siglas en inglés) en su escuela secundaria, no tenía ni la menor idea de que iba a tener que luchar para conservarla. Primero la junta escolar negó la solicitud de la GSA para que se le reconociera como un club de alumnos. Esto quería decir que la GSA no podía reunirse en la escuela como la hacían otros clubes de alumnos. Entonces la junta escolar dijo a los alumnos involucrados en la GSA que sólo reconsideraría la solicitud si el grupo cambiaba de nombre. Con la ayuda de Lambda Legal, Anthony y sus amigos demandaron al distrito escolar. La GSA ganó el derecho de reunirse mientras la demanda procedía y al final ganó el derecho de reunirse en la escuela, utilizar el sistema de altavoces de la escuela para hacer sus anuncios y aparecer en el anuario de la escuela, al igual que los otros clubes de alumnos.
Aaron Fricke
Aaron Fricke invitó a Paul Guilbert al baile de graduación, y Paul le dijo que sí. El director de la escuela de Aaron dijo que no. Aaron sabía que él debía poder ir al baile al igual que todos los demás alumnos y presentó una demanda. Aaron no sólo obtuvo el derecho de llevar a Paul al baile, sino que su escuela tuvo que proporcionar la suficiente seguridad para que él y Paul no tuvieran problemas. Aaron ayudó a mostrar que, a no ser que una escuela tenga razones para considerar que el invitado de un alumno causaría un “trastorno grave”, se deberá permitir que el alumno asista al baile de graduación con el invitado de su elección. Esto sucedió en 1980. Este precedente sigue vigente hoy en día, gracias a Aaron.
Mirah Curzer
A los 16 años Mirah Curzer se unió a algunos de sus compañeros de clase que estaban formando una GSA. Aunque ella es heterosexual, Mirah creía con firmeza en defender el trato equitativo de todos los alumnos. Pero los funcionarios de Lubbock High School en Tejas no compartían su punto de vista. Negaron la solicitud del grupo, aunque la escuela permite muchos otros clubes. Desdichadamente, un juez federal falló a favor de la escuela en el único caso en que, hasta el momento, Lambda Legal no logró el éxito en representación de una GSA. Pero Mirah y sus compañeros ganaron en el tribunal de la opinión pública. Con la participación de sus compañeros organizaron una reunión extraordinaria en el ayuntamiento del pueblo. Para un lugar conservador, como lo es Lubbock, fue la mayor reunión en su historia que se concentrara en los derechos de las personas LGBT. La reunión en el ayuntamiento y la atención que generó en los medios de comunicación motivaron al grupo de alumnos a llenar de energía a toda una comunidad y alentó a que se actuara a favor de los derechos de los jóvenes LGBTQ.
Alison Shea
Cuando se hizo miembro de Time Out Youth, una organización de la juventud LGBTQ en Charlotte, Carolina del Norte, Alison Shea trataba de encontrar un lugar donde podía ser quien era sin que la juzgaran o rechazaran. Encontró ese lugar y luego se aseguró de que otros jóvenes LGBTQ lo encontraran también, al prestar sus servicios para el proyecto de carteles de Time Out Youth. La idea consistía en desplegar cinco carteles a través de Charlotte con el lema “Somos tu juventud gay”. Al darse cuenta de que el mensaje sería más poderoso si incluía fotos de jóvenes LGBTQ reales, Alison y tres otros miembros de Time Out Youth se atrevieron a aparecer en los inmensos carteles. Durante cinco semanas, los carteles pararon el tráfico por todo la ciudad, mientras que promovían la visibilidad de la juventud LGBTQ y la conectaba con un lugar seguro donde podía encontrar ayuda, información y una comunidad que le daba la bienvenida.